Arrive and Split — Llegar y Dividir
Our bees have been through a bit of a journey. They were living in Red Hook for about 3 years and their final destination would be Red Hook as well, only a different location about two miles away. However if we simply moved the hives from their origin to their new home, they would have turned their biological GPS system right on and honed in to their old spot. They’d just be acting on instinct, but we would have lost most of our bees.
To overcome this, we first had to move them out of their normal foraging range, in this case up to Hearty Roots Farm in Clermont. They spent a couple of weeks there, outside their normal stomping grounds, and thus re-oriented their natural homing instincts. Then, this past Friday, we brought them to their new home at CULTIVAR Community Farm, in Red Hook. Because they had already calibrated their navigation systems to Clermont, they forgot all about their Red Hook origins up the road. Once again disoriented, during their first flight at their new home they realized they were out of their previous flight range and thus did a few scouting flights to learn to recognize their new permanent surroundings. This labor helped us as managers move the bees without any risk of them going back to one of their old hive locations.
Finally, this past Monday, and with the help of our newest high school student intern, Alex, we split the overwintered colonies. Since late winter, the queen of each hive has had a chance to produce some brood and increase the bee population. We found the queen in each of the most robust hives, and transferred her and a bunch of worker bees to a brand new hive to create a new colony. The old hives are now queen-less. However within minutes these hive’s workers will realize this, and they will begin to rear a 3-day-old bee larvae as a replacement queen. And thus, we nearly doubled the number of hives we have.
Thanks bees, thanks Alex!
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Nuestras abejas han pasado por un pequeño viaje. Llevaban aproximadamente 3 años viviendo en Red Hook, y su destino final también sería Red Hook, solo que una ubicación diferente a unas dos millas de distancia. Sin embargo, si simplemente moviéramos las colmenas desde su origen a su nuevo hogar, habrían activado su sistema biológico GPS y se habrían regresado su antiguo sitio. Simplemente actuarían por instinto, pero habríamos perdido a la mayoría de nuestras abejas.
Para superar esto, primero tuvimos que sacarlos de su área de vuelo normal, en este caso hasta Hearty Roots Farm en Clermont. Pasaron un par de semanas allí, fuera de sus zonas habituales, y así reorientaron sus instintos naturales de localización. Luego, el viernes pasado, los llevamos a su nuevo hogar en CULTIVAR Community Farm, de nuevo en Red Hook. Como ya habían calibrado sus sistemas de navegación para Clermont, se olvidaron por completo de sus orígenes en Red Hook en el camino. Una vez más desorientados, durante su primer vuelo en CULTIVAR se dieron cuenta de que estaban fuera de su rango de vuelo anterior y, por lo tanto, realizaron algunos vuelos de exploración para aprender a reconocer su nuevo entorno permanente. Esta mano de obra nos ayudó como administradores a mover las abejas sin ningún riesgo de que regresaran a una de las ubicaciones anteriores.
Finalmente, el lunes pasado, y con la ayuda de nuestro nuevo estudiante en prácticas de preparatoria, Alex, dividimos las colonias en dos colmenas nuevas. Desde finales del invierno, la reina de cada colonia antigua ha tenido la oportunidad de producir algunas crías y aumentar la población de abejas. Encontramos a la reina en cada una de las colmenas más robustas y la transferimos a ella y a un grupo de abejas obreras a una colmena nueva para crear una nueva colonia. Las viejas colmenas ahora faltan sus reinas. Sin embargo, y en cuestión de minutos, las obreras de esas colmenas se darán cuenta de esto y comenzarán a criar una larva de abeja de 3 días como reina de reemplazo. Y así, casi duplicamos la cantidad de colmenas que tenemos.
¡Gracias abejas, gracias Alex!